lunes, 30 de junio de 2008

Ojαlα lO puedαz RkOrdαr::



Por alguno de estos días, el cual por alguna extraña razón no recuerdo muy bien, traje a mi memoria una anécdota que hoy he decidido compartirles, era el segundo día del sexto mes, del presente año, vaya que eso sonó un tanto extraño, y por estos días mi vida se llenaba de nuevas experiencias…

¿Qué es lo peor que le puede pasar a un estudiante indeciso de ir a clases?, yo les cuento que me pasó, eran las 6:30 de la mañana… en realidad no exagero eran 6:30 am… Si alguien entiende de la gravedad del asunto, yo luchando con mi almohada, que extrañamente desarrollo una voz producto de mi imaginación que me decía: ¡Quédate, es solo un día!, con mi mente tramando mil excusas para justificar la falta aún por realizar y mi conciencia que se sentía derrotada ante el batallón de la ociosidad que se le presentaba.

Decidí levantarme, por las mismas razones que uno comete de vez en cuando alguna locura en su vida, alistarme en tiempo record y salir a clases, por dos segundos me sentí orgullosa de mi misma, “vaya premio consuelo”; aún así, sentía que algo me faltaba o algo olvidaba, como sea decidí seguir… que más da, camine unas cuadras, solo las acostumbradas para llegar a un trasporte que tendría trágicamente como destino mi universidad, así es, no me he confundido, he llamado con propiedad aquel lugar que siento me a brindado más de lo que podía dar, decidí entrar, pasando por la usual vergüenza de no portar algún recibo o documento que me logre identificar… porque a mis 17 años, no cuento con algún documento de los que por Ley, debería contar, ingresé, logrando como debería mi objetivo final, un poco tarde debería confesar, pero la meta era una y sentía que la había logrado alcanzar.

Llegué a mi aula, ¿Qué creen?, nadie, sí, así es, absolutamente vacío, ¡no podía ser, algo olvide!, seguramente cambio de aula; con el reloj, el clima y mis ganas en contra de lo que quedaba de mi voluntad, empecé a buscar algún indicio de el aula donde se impartían mis clases, pasaba el tiempo, y nada…, seguramente era una pesadilla, pero sentía el frío, … es difícil intentar pensar en una explicación lógica cuando la situación que vives es de lo más alejada a algo normal, por fin lo recordé, era semana de Ingenierías, por lo que ningún estudiante de dicha facultad tendría clases. Sí, yo soy una “Ing’z” lo que significa estudiante de Ingeniería, sabía que debía hacerle caso a mi almohada, solo me queda reírme de mi “eztpdz” (o “tontería” en un lenguaje más dócil), que mas daba, ya pasó, y lo pasado aunque aún en el presente, ¡pasado es!.

Siguiendo mi camino, aunque sin un destino fijo, casi por instinto una moto tome, di la dirección de una amiga, una con la que hace mucho tiempo no hablo; casi por las circunstancias unos pasos antes de su casa, la llamé, quizá si había clases y con ello un cambio de aula; me contesto aún con sueño, le pregunte si podría ir a su casa y aún con los síntomas propios de quien recién esta volviendo a la realidad, me dijo: sí, caminé unos pasos y su timbre toqué, sonriéndome su mamá me abrió, y luego al verla me dijo: sabía que eras tú, y que aquí estarías, …¿Que pasó?, le conté mi triste historia y solo sonreía, luego le conté las mil anécdotas que en todo este tiempo me habían pasado, se emocionó, como suele ser, más de la cuenta con la historia que le presentaba, luego como siempre me obsequió un consejo, uno de esos que ya extrañaba, porque así es mi “iroonik”, adorable a más no dar.

Terminamos compartiendo experiencias, de esas que nunca hacen falta, pero que sin embargo siempre son necesarias, viendo al hora decidí despedirme, agradeciéndole no solo el haberme escuchado, su tiempo y el consejo, sino además por en todo momento ser mi amiga. Porque no se es amigo solo en los buenos momentos.



1 comentario:

αdяΐαηΐтα!* dijo...

Mi vidaaaa! .. al fin y publicas algo en tu blog! YA ERA HORAAA! jajajajaa .. T Adoroo mi Reinaaa! .. demaa linda tu historiaaa jeje sisisii recuerdo ese diaaaaa ..


Taaaa!(=